El abogado César Nakazaki sostuvo que el financiamiento de los partidos políticos está compuesto por donativos anónimos y, si el dinero tiene origen legal, no constituye delito alguno.
En ese sentido, el penalista aseguró que “si se oculta la identidad del donante –para esconder la actividad delictiva de donde proviene el dinero aportado–, se configura el delito de lavado de activos, siempre y cuando, junto al origen ilegal, se pueda probar el dolo”.